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Las facturas en Buenos Aires

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Vamos a hablar de lo que será tu pan de cada día. Chao, arepas. Hola, facturas. Y sí, ya sé que vas a seguir comiendo arepas, pero esta bollería te acompañará mientras vivas en Buenos Aires.

Cuando llegué a Buenos Aires, una de las primeras cosas que me sorprendió fue la variedad y la popularidad de las facturas y los panes. En Venezuela, estamos acostumbrados a nuestras empanadas, arepas, pastelitos y cachitos para desayunar, incluso alguna pizza de panadería, todo salado, obviamente, pero en la tierra del tango, el desayuno y la merienda tienen un protagonista indiscutible: las facturas. Así que, si estás pensando en mudarte a Buenos Aires o ya estás aquí y quieres entender mejor esta parte deliciosa de la cultura porteña, te lo explico con más detalles.

Para nosotros, los venezolanos, el término «factura» se asocia inmediatamente con un recibo o comprobante fiscal. Pero en Buenos Aires, «factura» tiene un significado adicional totalmente distinto y bien sabroso. Ya lo dije antes, las facturas son una variedad de dulces (y algunos salados) que encuentras en todas las panaderías, cafeterías y confiterías. Aquí la gente no desayuna salado salvo que sean galletitas, facturas saladas o pancitos salados. Comerse un sanduchito, una empanada o una arepa califica como almuerzo o cena para casi todos los porteños.

La mayoría de las facturas vienen con rellenos o toppings dulces que les dan ese sabor tan especial. Los más comunes, y que casi siempre encontrarás en cualquier panadería o cafetería porteña, son:

  • Dulce de membrillo: Tiene una apariencia como de mermelada de guayaba, pero nada que ver. Tiene un sabor particular, medio acidito, pero dulce.
  • Crema pastelera: Suave y dulce, es el relleno clásico de muchas facturas.
  • Dulce de leche: Infaltable en cualquier factura. Es arequipe y es el rey de los rellenos o untables de la mañana y de la media tarde. El dulce de leche es orgullo de los argentinos.

Aquí te dejo un compendio de las facturas más comunes y populares:

Medialuna de manteca
Similares a un croissant esponjoso, pero más dulce y con mucho sabor a mantequilla, no margarina. Pasa que en Argentina la mantequilla se llama manteca. Para las meriendas las puedes abrir de costado y meterles jamón y queso. Casi siempre se comen solas con el mate, el té o un cafecito con leche.
Medialunas de grasa
Estas son menos dulces, un poco saladitas, más secas y estan hechas con manteca. Sí, tenemos los nombres cruzados entre Buenos Aires y Venezuela. La manteca es grasa y la mantequilla es manteca. Estas no se rellenan con nada, lucen más delgadas y apelmazadas que las de manteca.
Vigilantes
Unos bollitos alargados y puntiagudos, achatados en el centro donde se les colocan unas tiras de topping de dulce a modo de cinturon, generalmente de membrillo y crema pastelera, glaseados con azúcar.
Cañoncitos
Rellenos de crema pastelera o dulce de leche, espolvoreados con azúcar impalpable o glas. Imagínate un rollito, pero lleno de una crema suave o arequipe.
Caras sucias
Por influjo de otras regiones, también se les llaman tortitas negras. Son bollos cubiertos con azúcar negra. La masa no es muy dulce, pero con toda el azúcar encima toman un sabor bien particular.
Bolas de Fraile
También conocidos por algunos como suspiros de monja. Es lo que en Venezuela es una bomba. Esféricas, un poco abiertas de costado y rellenas del dulce que puede ser crema pastelera o DDL, espolvoreadas con azúcar.
Huevos fritos
No son lo que parece, son facturas con una forma curiosa y con crema pastelera en el centro.
Churros
Los conoces, pero aquí los rellenan con dulce de leche.
Sacramentos
Estos son como una medialuna de manteca, pero en forma de bollito, sin las puntas de medialuna.
Facturas de membrillo
Pueden ser rejillas de membrillo (en forma cuadrada o rectangular) o panal de membrillo (en forma hexagonal). Se distinguen por atrapar el dulce de membrillo debajo de un entretejido de masa horneada.
Moñitos
Son unas masas en varias capas, aplanadas y alargadas, a las que se les da un medio giro para formar un moñito. En las puntas llevan el dulce.
Miguelitos
Son unos pancitos dulces abiertos por un costado y rellenos de crema pastelera o dulce de leche, espolvoreados con azúcar impalpable.
Lenguitas
Alargadas, cubiertas de dulce de leche, membrillo o pastelera y con un toque de azúcar por encima.
Pan de leche
Como el pancito dulce de Venezuela tipo bombón, de leche, con topping de los tradicionales, barnizado y glaseado con azúcar.
Cuernitos
Son facturas saladas. Unos pancitos hechos con unas tiras de masa en varias capas enrolladas y medio cruzada que forma un par de puntas como cuernitos.

Ten en cuenta que cuando vas a comprar facturas en la panadería, lo que se estila es que haya unas cesticas o bandejitas con una pinza para que tomes una y hagas tu recorrido de autoservicio por la estantería de facturas y selecciones las que quieras. Luego, esas te las envolverán delicadamente en papel para llevar.

Por otro lado, en las cafeterías o bares (como también se les llama), puedes pedir directamente unas medialunas o consultar qué facturas tienen. Lo más común es que te pidan acercarte a la vitrina donde estén exhibidas y allí tú las seleccionas. Ten en cuenta que muchísimos lugares para merendar solo ofrecen una selección muy reducida de facturas, al contrario de lo que podrás encontrar en una panadería. Las de manteca (medialunas) son infaltables. Ya para la merienda te ofrecen más opciones, como tortas, cookies (galletones), budines (ponqués) y otros dulces.

Las facturas, tal como las conocemos hoy, no son producto del azar culinario. Responden a diferentes etapas y condiciones económicas y sociales que ha atravesado Buenos Aires y la Argentina en general, así que cada una de ellas esconde su propia historia. Eso te lo contaré en otro momento.

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