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Evitando malos ratos

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Antes de entrar en detalles sobre el vocabulario y la jerga porteña, como un acto de pana, aquí encontrarás algunas expresiones que debes evitar para no vivir un incómodo momento por una simple confusión del lenguaje, tú que viene de la tierra de Bolívar y llegas a la tierra de San Martín. Luego no digas que no te advirtieron.

1.- Las frutas no tienen concha: porque en Buenos Aires la concha es la forma vulgar de referirse a la vagina. Piensa en una palabra muy grosera con la que te refieras a la parte más íntima de la mujer y esa es la concha. Así que ya supondrás cómo te verán cuando digas algo como “la concha de la naranja”, “la concha del pan”, “le quité la concha”. Para evitarte el rato incómodo, en que algunos te mirarán con picardía y otros con asombro, di “cáscara”. Las frutas tienen cáscara. La cáscara de la banana, la cáscara de la naranja, incluso la cáscara del pan.

2.- ¡Cónchale, no digas eso! Por la misma razón anterior, esa expresión venezolana de sorpresa, evita usarla en Buenos Aires, porque, aunque no digas concha, “cónchale” suena a concha. En su lugar solo di “chee…”

3.- No seas Gil: si tu nombre es Gilberto o se puede acortar como “Gil”, nunca permitas que te llamen de esa manera, porque Gil es como en Buenos Aires se insulta a otro para llamarlo tonto de una forma muy agresiva. Ser gil es como ser “pendejo” y es un agravio muy fuerte.

4.- No te ofendas si te dicen pendejo o pendeja: porque lo que para ti es un insulto, en Buenos Aires es la forma de referirse a los niños, o a alguien que luce o se cree muy joven, que parece “un carajito». Si te dicen “pendeja” siéntete alagada y agradece el piropo. Si la intención fuera insultarte, te habrían llamado gila.

5.- Nunca pidas ni ofrezcas la cola: más bien acepta cuando te ofrezcan acercarte en el auto a algún lugar, o pide si te pueden acercar a algún lado en el auto, o quizás seas tú quién pueda acercar a otro en el auto a cualquier lugar, pero nunca dar, ofrecer o pedir la cola, porque esa expresión tiene una connotación absolutamente sexual. La cola es el trasero. Si ofreces la cola, estás ofreciendo… bueno, la cola. Imagínate ahora el rato incómodo si en tu trabajo se te ocurre decir algo como: “¿Che, me puedes dar la cola?” o “¿Che, si querés te doy la cola hasta tu casa?” No, no lo hagas.

6.- No intentes montarte al colectivo: puedes subirte al colectivo, subirte al bondi, como prefieras, pero montarte, no. Montarse tiene connotación sexual, casi como decir “tirarse al colectivo.” Te montás a una piba, pero a un autobús ¿cómo le hacés?

7.- La comida no se pica, se corta: si pides que te piquen un sánduche, el porteño que reciba tu petición pensará hacer trizas el pan, hacerlo tiritas, casi desmenuzarlo, para que quede… picado; lo que le parecerá extraño a los dos. En Buenos Aires se corta la torta, se corta el pan, te pueden cortar un sánduche, pero no picarlo. La carne, por su parte, si la pides picada te la darán molida.

8.- No pidas el baño prestado: sé por experiencia propia que en Buenos Aires no es el único lugar en el mundo donde te mirarán raro si pides el baño prestado. Es como si te lo quisieras llevar. Es raro. En su lugar puedes preguntar si puedes usar el baño o si puedes pasar al baño. Pero prestado, nunca. ¡Sí, claro, adelante! – te dirán sin complicación.


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