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El trabajo

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Al llegar a Buenos Aires para establecerte y vivir, necesitarás generar tus propios ingresos. Si has llegado con un buen capital, quizás te convenga hacer alguna inversión, si eres emprendedor, tal vez te interese tratar de iniciar un negocio propio, o como la gran mayoría de los mortales, seguramente necesites conseguir un trabajo.

Vamos a enfocarnos primero en el caso más común: conseguir un empleo y luego veremos cómo emprender.

Emplearte

Hay tres formas de trabajar ante la ley: de frente a ella, al lado de ella o a sus espaldas. La primera es tener un trabajo “en blanco”, lo que significa que has logrado tener un empleo con contrato legal. La última es tener un trabajo “en negro”, que es lo mismo que un trabajo ilegal o al margen de la ley. Y la segunda, algunos la llaman trabajo en «gris», que se refiere a la tercerización precarizada, en la no te contratan como empleado, sino que lo hacen como «proveedor» para lo que tienes que convertirte en empresario independiente donde tú solo eres tu empresa.

Veamos: con un trabajo en negro, el empleador te exigirá muy poco o nada para comenzar a trabajar, y te ofrecerá una paga que suele ser mísera, en una relación de boca a boca sin nada legal que lo sustente. Las personas “en negro” suelen quejarse de tener trabajos esclavizantes, muy duros, exigentes y con muy poca compensación. Además, el día que tu empleador lo quiera, puede echarte del trabajo sin ninguna justificación y sin la posibilidad de que puedas reclamarle nada. En contraposición, tu pago mensual no se ve disminuido por las deducciones salariales de ley. No pagarás por aportes a la jubilación, no pagarás ni tendrás seguro médico obligatorio, ni pagarás ningún otro impuesto deducible del salario.

Trabajar “en negro” es lo menos recomendable, pero muchos se ven en la necesidad de hacerlo. Los motivos pueden ir desde que no hayas hecho tus trámites migratorios oportunamente hasta quizás tu desespero de saberte ya corto de dinero y no consigues un empleo “en blanco” o que te convenga. Me refiero a quienes recién llegan, por supuesto.

Por otro lado, al tener un trabajo “en blanco” quedas amparado por un contrato legal, donde después de un período de prueba, tu despido amerita una compensación de parte de tu empleador y avisarte, con al menos quinces días, su intención de retirarte o pagarte por omitirlo. Al terminar tu relación de dependencia, recibirás una liquidación con todos los pasivos laborales causados.

Con un empleo en blanco, disfrutarás de vacaciones pagadas, días de descanso, jornadas regulares y pago de horas extras en los casos que se originen. También estarás cubierto con un seguro médico y un seguro contra accidentes laborales. Pagarás tus aportes a la jubilación, lo que significa que, llegado el momento, podrás recibir una pensión. Un trabajo en blanco debe generarte mayor estabilidad. Para conseguir uno, es común pasar por todo un proceso de selección como en cualquier parte del mundo.

En contraposición, trabajando en blanco, notarás que al menos un 17% de tu sueldo es deducido cada mes en conceptos del seguro, la jubilación y otros aportes. Si tienes un sueldo que supera los límites legales para pagar impuesto sobre la renta, verás un descuento adicional por Impuesto a las Ganancias, en tu recibo de sueldo. Es muy común que las empresas ofrezcan algunos otros beneficios a sus empleados cuando la relación es en blanco.

Como habrás notado, al trabajar en blanco, una cosa es el sueldo que ganas y otra es el sueldo que cobras, igual que en Venezuela. Al primero, en Buenos Aires se le llama sueldo bruto, es lo que ganas sin las deducciones de ley. El segundo es el sueldo neto o sueldo en mano, que es lo que realmente cobras después de habérsele hecho todas las deducciones. Así pues, por lo mínimo, el sueldo neto suele ser el sueldo bruto menos un 17% si no incurres en Impuesto a las Ganancias. No es fácil estimar el monto de este impuesto porque depende del rango de sueldo bruto que tengas, si tienes hijos o no, y de algunos deducibles que se pueden reclamar al ente recaudador que es la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), lo que en Venezuela sería el SENIAT. Respecto a Ganancias, como se le llama popularmente, es de los impuestos más debatidos y cuestionados en el país. Algunos gobiernos lo defienden como vital para la recaudación, mientras que otros no lo creen tanto. Quizás vivas un momento donde Ganancias sea un impuesto rudo o, tal vez, tengas la dicha de experimentar un tiempo en el que Ganancias no sea un impuesto aplicable. La política y sus cosas que nos afectan a todos.

Por último, en estas relaciones de dependencia, está el trabajo «en gris» en el cual sí dependes del empleador, pero este no quiere, por cualquiera de sus motivos, atarse legalmente con un contrato en blanco. Entonces te pide otra cosa que es totalmente legal. Que te registres como monotributista en la AFIP, que es una forma similar a una firma personal. Con tu registro de monotributo, te hacen un contrato como proveedor. Haces el trabajo cotidiano como empleado, incluso con obligación de cumplir horarios e ir a las instalaciones como cualquiera de la nómina, pero en vez de recibir un sueldo con tus asignaciones y deducciones, tú pasas una factura fiscal y te la pagan como a cualquier proveedor. Eso, mi pana, es trabajar en gris. E increíblemente, si alguien lo aplica mucho en Buenos Aires es el gobierno. Supondrás bien si te das cuenta que aquí no hay relación patrono-empleado, por lo que terminar la relación de trabajo es tan simple como no contratar más tus servicios, y se acabó.

¿Qué te conviene más? Eso depende de cada quien y su situación. Yo soy ingeniero informático y a eso me dedico. Desde ese punto de vista, como oficinista, creo que lo más conveniente es aspirar a un empleo en blanco, así tendrás respaldo para trámites con los bancos, solicitar tus tarjetas de crédito, con los años, algún préstamo, y otros tantos trámites donde el tener antigüedad en un empleo formal es necesario. Sin embargo, muchos no tienen un título de respaldo o tienen alguna limitación para validar sus títulos y un trabajo profesional sin título válido está complicado, así que quizás, y solo quizás, ahí convenga algo en gris. También trabajan en gris por conveniencia quienes tienen espíritu emprendedor y ven la oportunidad de emprender como autónomo sin tanta inversión, y cuando conseguiste algo y solo salió en gris. Además, el trabajo en gris puede dar tanto respaldo como uno en blanco. Y, por último, cuando la situación no da para más, pues no queda de otra que trabajar en negro, porque de alguna forma hay que pagar las cuentas. Cada uno es un mundo, y caso puede convenir más a unos que a otros.

Un trabajo en blanco te ayudará a tener un seguro médico pagando menos, incluso para tu grupo familiar dependiente en Argentina. Al seguro se le llama Prepaga y Obra Social. La obra social es la que administra los fondos que te descuentan por ese concepto, y la prepaga es la que le paga a las clínicas y laboratorios cuando los uses. Cada prepaga tiene planes de cobertura propios y las empresas ya tienen convenios con algunas en específico, o los mismos sindicatos de trabajadores también.

En las entrevistas de trabajo te pueden preguntar por la prepaga que tienes actualmente porque existe siempre la posibilidad de mantener la que ya tienes bajo ciertas condiciones. Si es tu primer empleo formal, seguramente no tengas ninguna y tampoco ni idea de qué decir. Habla con sinceridad y coméntales que es tu primer empleo formal en la Argentina, así que no tienes mayor preferencia por ahora. En muchos casos no tendrás ni que elegir, te ofrecen la prepaga fulana con el plan x, y listo. Eso es tu seguro médico.

Además, muy similar al INPSASEL de Venezuela, tendrás un seguro contra accidentes laborales. A ese se le conoce como la ART, una Aseguradora de Riesgos de Trabajo. En caso de accidentes laborales, incluidos aquellos ocurridos yendo o regresando del trabajo, la atención y tu sueldo caído los cubre la ART.

Para estar en blanco, debes obtener residencia temporaria o permanente en la Argentina. Esto se logra haciendo el trámite de residencia ante Migraciones. El mismo día del trámite se te otorga un permiso temporal de residencia y trabajo por 3 meses, que se conoce coloquialmente como precaria o residencia precaria. Este es el tiempo que normalmente tarda la emisión de tu resolución de residencia temporaria por dos años o tu residencia permanente si ya tienes radicación en el país, y la emisión de tu DNI argentino.

Asumiendo que estás recién llegado, con tu precaria ya puedes dirigirte a la ANSES (la Administración Nacional de la Seguridad Social) para obtener tu número de CUIL (Código Único de Identificación Laboral) Este CUIL es lo que necesitas para que te contraten en blanco. Es algo similar al RIF personal de Venezuela.

Con lo anterior quiero decir que no hace falta tener el DNI argentino para que te contraten, pero sí el CUIL, lo que significa además que tienes al menos la precaria. Sin CUIL no te gastes en buscar empleos formales porque no te podrán contratar legalmente, en blanco. Incluso, muchas empresas no saben cómo hacer un contrato solo con el CUIL, y de una te dicen que sin DNI no se puede. No es que no se pueda, es que no saben hacerlo.

Hagamos un paréntesis: cuando recibas tu DNI te asignarán un nuevo número de CUIL. Debes volver a la ANSES para homologar tu nuevo CUIL con el anterior. Si no haces eso, se te vuelve un lio todo con AFIP, con los bancos, con todo.

Seguimos. Luego, para conseguir el trabajo en blanco, por supuesto tendrás que postularte a los empleos. Los procesos de selección pueden ser tan rápidos como urgidos estén los empleadores o tan lentos como sus burocracias lo permitan. Hay quienes tienen suerte de conseguir empleo a la primera entrevista, y quienes entran en procesos que duran varias entrevistas durante varias semanas. Entre diciembre y marzo, los procesos de selección en Buenos Aires tienden a disminuir y es una época dura para muchos para conseguir un empleo. Ten esto en cuenta, porque llegar en esos meses puede ser difícil para conseguir un trabajo en forma.

Una vez seleccionado, te pedirán someterte a unos exámenes preempleo que acá se llaman “preocupacionales”, firmarás el contrato que se llama “legajo”, estamparás tu firma y aclaración, es decir, tu firma y tu nombre completo. Un buen día irás a tu primer día de trabajo, y aunque no lo creas, es muy posible que tengas ya algunos compañeros de trabajo venezolanos.
Ten en cuenta que, en Buenos Aires, el salario mensual se paga una sola vez al mes, no existen quincenas. Pero también hay trabajos que pagan semanalmente, dependiendo del tipo de jornada. Los empleadores tienen, por ley, un plazo de cinco días hábiles posteriores a la fecha normal de pago para liquidar el sueldo. Así que, por ejemplo, si consigues un trabajo de pago mensual, no te extrañes si te vienen pagando el 5 del mes siguiente o quizás tengas la suerte de que te sí te paguen a fin de mes.

También considera que algunas profesiones pueden requerir revalidación de títulos, como en el caso de los médicos y abogados, o quizás completar algunos estudios adicionales. Muchos otros no requieren nada adicional, como por ejemplo los tecnólogos. Debes informarte antes sobre tu caso particular. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2018, el gobierno argentino de turno emitió, unilateralmente, un decreto de carácter humanitario que permitía la incorporación al mercado laboral de los ciudadanos venezolanos sin necesidad de revalidar sus títulos. No significa que esa condición fuera permanente, más sería algo circunstancial, por eso es bueno que te informes sobre la existencia y vigencia de este tipo de decisiones gubernamentales al momento de tu llegada.

Generalmente, en blanco, comenzarás con un período de pruebas. Antes era de tres meses, en 2024 se pasó a seis meses, incluso se estableció que podía llegar a un año bajo ciertas condiciones, y con esto te digo que te informes en detalle no sea que después de publicado este libro algunas cosas hayan cambiado porque depende de la política.

Si tu empleador decide rescindir de tus servicios durante ese tiempo (incluso hasta el último día de ese plazo), no recibirás ningún tipo de compensación más que el sueldo pendiente por cobrar. Los contratos por obras pueden tener condiciones similares. Una vez que has superado el período de pruebas, si tienes un contrato por tiempo indeterminado, se considera que eres empleado fijo. A partir de ahí tus meses anteriores suman para la antigüedad, incluso para contar los días que te corresponden de vacaciones.

Ya que hablamos de vacaciones, es bueno que sepas cómo funciona. Tendrás un día de vacaciones por cada veinte trabajados, mientras que tu antigüedad no supere la mitad de los días de trabajo del año; por decirlo fácil, es para cuando tienes menos de seis meses. Después de ese tiempo, y mientras que tu antigüedad no supere los cinco años en la empresa, te corresponden catorce días de vacas. Además, las vacaciones son anuales, vencen en diciembre y el período legal para disfrutarlas es entre el 1ero de octubre y el 30 de abril. Muchas empresas son flexibles con esto, otras no.

Digamos que consigues tu trabajo en agosto. Como las vacaciones vencen en diciembre, en ese momento tendrías cinco meses de antigüedad. No te salen los catorce días porque no tienes aún seis meses. Para ese momento, el corte de tus vacaciones son las que van de agosto (cuando entraste) a diciembre; unos ocho días, si los suponemos de punta a punta. Pero si ingresaste, digamos, en mayo, ya en diciembre tendrás derecho a tus catorce días de disfrute. Recuerda: el disfrute es entre octubre y abril, eso es lo legal.

Entonces, resumiendo, diferencias claves: 1.- tus vacaciones no vencen en tu aniversario de ingreso, sino fijo el 31 de diciembre, así hayas comenzado el 30 de diciembre. 2.- no te tomas las vacaciones cuando quieras, sino entre octubre y abril, a menos que hablando arregles otra cosa. 3.- los días que te corresponden son catorce corridos (se cuentan los sábados, domingos y feriados que te caigan en medio) solo después de tener seis meses de antigüedad; de lo contrario, solo te salen los poquitos días proporcionales desde cuando entraste hasta el fin de año.

En enero, ya comienzan a contar las vacaciones de ese nuevo año, y podrás arreglar para tomártelas entre octubre del año en curso y abril del año siguiente. El pago es tema aparte. Se espera que al tomar tus vacaciones recibas el pago. Funciona así: digamos que te vas catorce días en marzo. Del diez al veinticuatro de marzo, por poner un período cualquiera. Te van a “pagar” catorce días por concepto de vacaciones, y además te van a pagar el sueldo de marzo completico como si hubieras trabajado todos los días. ¡Espera! Te están pagando doble. Porque te pagaron los catorce días (como si fuera un bono o algo así, pero no es ningún bono) más el sueldo completo que te dieron incluso cuando tuviste catorce días sin trabajar. En vez de pagarte treinta días, te pagaron cuarenta y cuatro días. Si no trabajas, no te pagan, pero te los pagaron. Como todo debe cerrar, no te van a pagar doble. Esos días que te pagaron de más, te los van a descontar el mes que viene, así que prepárate. Lo mismo aplica cuando son fracciones de vacaciones. Lo que sí no te van a descontar de este lío de las vacaciones, es lo que se llama el plus vacacional

Es más o menos lo que en Venezuela era el bono vacacional, pero más triste, monetariamente hablando.

Ya que estamos, sobre el pago, es algo que tus entrevistadores te preguntarán, porque les interesa saber cuánto aspiras. Ellos, obviamente ya tienen un presupuesto fijado, pero desean saber si pretendes más o menos de esos montos. Te preguntarán cuanto aspiras ganar en bruto. Es una pregunta difícil para un extranjero que recién llega, que no está ubicado con el costo de vida de Buenos Aires, no tiene referencias de precios, de niveles salariales y además, viene de una economía hiperinflacionaria donde hablar de cientos de miles y millones es algo “natural”.

Hablar de montos en un libro es un gran riesgo, porque en poco tiempo tendríamos una edición obsoleta. En lugar de hablar de cifras, comentemos de algunas claves para “negociar” el sueldo.

En Buenos Aires, el trabajo profesional se valora más por la experiencia que por los títulos, aunque estos suman. La experiencia es algo que te hace especialista, por lo que uno supondría que mientras más experiencia tengas, más enfocado en algo específico estés. Ser el “todero” no suele ser bien visto y puede dar la impresión de que no sabes qué hacer con tu vida.

La mejor actitud del migrante puede hacerte pensar que aceptarás trabajar en lo que sea, aunque sea lavando baños a pesar de haberte quemado las pestañas con años de estudios universitarios. Eso es común si te vas a Europa o a Estados Unidos, pero en Buenos Aires te van a reconocer tu profesión y puedes aspirar trabajar acorde a tus méritos mientras que tengas todo en orden, si eres profesional, obviamente. No obstante, hay factores que pueden jugar en contra. La edad, por ejemplo. No es poco el que pasados los cuarenta se las ve un poco más complicado para insertarse. O el típico «perfil sobrecalificado» e incluso el que tiene en el currículum de todo un poco. Son cosas que a muchos les ha hecho plantearse incluso la idea de regresare.

Si no tienes muchos estudios y poca experiencia en algo específico en lo laboral, es muy poco lo que puedes aspirar. Un sueldo mínimo, quizás. Y créeme, que el sueldo mínimo no es lo mejor para vivir en una ciudad que ya por sí misma es cara.

Si tienes experiencia haciendo eso en lo que eres bueno, y si además tienes títulos o certificados que te respalden, nunca aspires al mínimo. El mínimo es para personas que no tienen mucha experiencia y/o no tienen formación educativa completa. Un profesional junior podrá aspirar desde los dos sueldos mínimos, tal vez. Personas con buena experiencia, seguro podrán conversar sobre los 3 e incluso sobre los 4 sueldos mínimos. Ni digo de perfiles expertos que estarán sobre los 5 sueldos mínimos y gerenciales que ya se negocian pasados los 7 u 8 mínimos. Por supuesto, hay escalas de sueldos, y empresas de empresas, desde las que pagan bien hasta las que pagan mal. Además, de que las bandas salariales difieren entre sectores de la economía.

Siempre trata de elaborar un currículo muy especializado en eso a lo que aspiras. Evita ser el “todero” o sabelotodo. Recuerda, que el valor está en ser especialista más que ser generalista.

Otra cosa a tener en cuenta es que en Buenos Aires los gremios fijan sus bandas salariales en algo que llaman “paritarias”. Investiga cómo están las paritarias de tu sector, de tu gremio, y exige en función de ellas y tu experiencia. Por ejemplo, es sabido que el sector bancario paga muy bien, frente a otros, y que la educación tiene sus rezagos. Hay una fuerte tendencia al estancamiento salarial para sus empleados en las empresas con respecto a los valores que se manejan en el mercado. Los ajustes de sueldo no suelen adecuarse a la inflación, que en la Argentina es típicamente alta (y ojalá algún día esta afirmación pierda vigencia), por lo que es común que los salarios se deprecien progresivamente. Nada nuevo para ti.

Puedes encontrar que con frecuencia alguien con un nuevo empleo, con experiencia y campo similar al tuyo, ingrese con un sueldo que hasta puede ser mayor al que tienes. Por esta razón, hay que tener conversaciones frecuentes sobre el ajuste de tu sueldo, y si no progresa, de repente puedas plantearte cambiar de trabajo de ser posible, porque es muy probable que solo así consigas una adecuación de tus ingresos. Sin embargo, sé precavido, y no abandones tu trabajo sin la seguridad de tener un nuevo lugar. No metas la pata.

El día que llegases a renunciar a tu trabajo en blanco, deberás notificarlo con al menos quince días de anticipación si has tenido al menos un año de antigüedad. No se hace con una carta de renuncia. Debes ir a cualquier oficina de Correo Argentino, el correo oficial, y enviar un “telegrama”, que es un formulario donde se toman tus datos y una línea donde pones que renuncias a tu empleo a partir del día tal. Hecho eso, has renunciado. Igual, avísale a tu empleador.

Emprender

Si conseguir un empleo no te resultó nada bien, o si nos has podido calificar para alguno, si trabajar en negro no te convence, o la verdad es que no naciste para trabajarle a otro y en tus venas corre sangre emprendedora, en Buenos Aires puedes iniciar tu negocio propio. Acordemos algo: ser buhonero no es tener un negocio. Ser vendedor ambulante tampoco.

Cuando me refiero a un negocio, hablo de un emprendimiento formal, legal, registrado y que tributa. Esa empresa puede ser desde una agencia con oficinas, un bar, un restaurante, trabajos que no requieren un local, lo que quieras que sea lícito.

Se puede crear un emprendimiento de una sola persona o asociarte. Al primer caso se le conoce como Monotributo. Te conviertes en un monotributista en AFIP; con eso ya podrás vender, facturar y pagar tus impuestos, tener un local y gestionar todas las habilitaciones necesarias si lo quisieras. Es muy similar a la figura de la firma personal en Venezuela. Es una empresa individual, con una forma no asociativa.

Cuando te asocias, existen muchas figuras, pero solo comentaré sobre la sociedad por cuotas del tipo SRL o Sociedad Real Limitada, y una de las sociedades por acciones más comunes: la Sociedad Anónima, SA. En ningún caso expondré muchos detalles, más que los suficientes para que tengas noción del tema y ya luego investigas y gestionas por tu parte. La intención es darte luces en tu llegada, no asesorarte en asuntos legales ni comerciales. Para ser un monotributista, necesitarás sacar un Código Único de Identificación Tributaria o CUIT. Ojito, no confundir con el CUIL, que es otra cosa. Eso lo haces en AFIP, y con ese número te van a identificar como trabajador autónomo. Lo mismo se debe sacar para empresas y comercios.

Debes llenar un formulario donde te piden el pasaporte venezolano vigente y bien conservado junto con la precaria, o si no el DNI argentino si ya lo tuvieras. Debes llevar una constancia del domicilio, que puede ser el Certificado de Domicilio que sacas en la policía, y si tuvieras el DNI, ese domicilio debe ser el mismo que está en la tarjeta. Si vas a operar en un local, debes presentar la habilitación municipal para sacar el CUIT para verificar el domicilio fiscal.

El trámite del CUIT lo haces en la AFIP, ya sea por Internet o en persona. Mejor te sale ir directamente, así te van a registrar tus datos biométricos de una sola vez y eso lo vas a necesitar después. Para usar su sitio web debes tramitar algo que llaman clave fiscal, que es como tramitar el usuario del sitio web. Si no tienes clave fiscal, te tocará ir personalmente. Igual debes sacar la clave fiscal porque la necesitas para el registro de Monotributista y para declarar tus impuestos. La clave fiscal se solicita igual por la web de AFIP o en las oficinas del ente.

Digamos que ya tienes CUIT; debes entonces proceder a registrarte en el Monotributo por la web de AFIP. Es necesario disponer de un correo electrónico y un número celular. Para el Monotributo hay una cantidad de categorías. Debes seleccionar una sola, y dependiendo de eso, se estiman tus impuestos. Hay guías en los sitios oficiales en Internet que te orientan al respecto. Completas todos los datos, declaras el tipo de actividad, aceptas y juras todo (porque obviamente estás de acuerdo y no estás falseando nada) y listo.

Como autónomo, debes contratar un seguro, una obra social. Eso también lo declaras en el registro de monotributista. Al finalizar, ahí mismo vas a tener una constancia de presentación. Ya con eso, te queda facturar, llevar en orden tu contabilidad y pagar religiosamente tus impuestos todos los meses, factures o no. Ya eres un empresario. Incluso puedes tener empleados, haciendo un trámite más que se conoce como registro de empleador, o formalmente el Registro General de Empleadores de AFIP.

Estos trámites del Monotributo no necesitan gestores. Lo que sí te recomiendo es que luego busques algún contador o contrates alguna agencia de contadores para llevar tus registros y te asesoren mejor en las cuestiones impositivas. Hay muchos en el centro, y puedes conseguir incluso algunos que no te sacarán los ojos y te harán manejar todo muy en orden, muy prolijo.

Si te preguntas si puedes tener un empleo y ser monotributista al mismo tiempo, la respuesta es sí. El detalle es que debes cuidar que puedes terminar pagando doble, porque como monotributista debes pagar la obra social y aporte a la jubilación, y en tu empleo también tienes obra social y pagas el aporte a la jubilación. Lo que se hace es registrar solo la parte impositiva del Monotributo, excluyendo la obra social y la jubilación, que pagas con tu empleador. Para eso sí te recomiendo que te busques un asesor, porque se puede volver complicado o costarte muy caro si no lo manejas bien.

Pasemos la página del Monotributo y supongamos que eres más ambicioso, y estás apostando a una inversión mayor: una PYME. Estas empresas requieren al menos dos socios y la figura más convencional es la SRL. Para esa te sugiero que busques un abogado que te lleve todo el trámite porque es más engorroso, necesita notarios, actas constitutivas, certificados de ingresos, balances y demás. Se comporta como una compañía anónima de Venezuela, con la restricción de que no puede operar en bolsa, ni tener más de cincuenta socios. Las acciones se dividen en cuotas entre los socios de acuerdo con sus aportes, y lo limitado se refiere a que la responsabilidad de cada socio ante cualquier problema de la empresa se limita hasta el valor de sus acciones, con lo que todos sus demás bienes y haberes quedan protegidos.

Mucho más grande son las sociedades anónimas que no tienen límites de socios, pueden cotizar en bolsa si quisieran. El trámite es mucho más complejo y costoso. Busca abogados y contadores para esto. La mayor ventaja que ofrecen las SA es la facilidad para transferir acciones, ingresar nuevos socios o retirar a otros sin mucho trámite. Es el tipo de figura de las grandes empresas.

Por último, en términos de negocios, está la operación en negro, es decir, de forma ilegal. Es la típica del matatigre o del buhonero en Venezuela. Como matatigre, es solo tema de prestar tus servicios esporádicos sin facturar previo acuerdo con el “cliente”. Eso es cosa de todos los días en casi cualquier parte, aunque insisto, es una operación “en negro”. Si tus tigres se vuelven frecuentes y ya son tu fuente de ingresos propiamente, ya no son tigres, así que mejor piensa en hacer las cosas en orden y adhiérete al Monotributo. Por otro lado, en Buenos Aires, algunos paisanos también se dedican a vender, sobre todo comida, en la calle al paso. Esto realmente no se veía en la ciudad antes de 2017. Llevan ataviado el tricolor y ofrecen sus productos que en la mayoría de los casos es comida venezolana, como arepas o empanadas de maíz.

De esta manera, emprendiendo, vas a encontrar unos cuantos restaurantes, bares y algunos otros comercios manejados por venezolanos. Da la impresión de que la diáspora tiene su mayor fuerte de comercio en la comida. Algo espectacular, es que cada vez hay más negocios gastronómicos formales de venezolanos. Elijo creer que la prosperidad los ha acompañado y han podido crecer. Eso me hace muy feliz y sé que a ti también. Es un buen negocio, y vaya que es un negocio muy exigente además de rentable.


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