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Compeones de la Copa América 2024

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Che, amigo. Mí pana… No te podés imaginar lo que fue la juntada en el Obelisco. Otra vez nuestra selección (sí, nuestra, porque yo también soy argento) se consagró campeona de la Copa América 2024 y, como siempre, la hinchada se reunió en el corazón de Buenos Aires para celebrar.

Y sí, mano tuve fe con la vinotinto hasta el último momento, que lo hicieron espectacular en esta copa, pero cuando cedió el paso, yo seguí vistiendo de celeste y blanco. Y es que una de las primeras cosas que notarás al llegar a Buenos Aires es la pasión desbordante por el fútbol. No es solo un deporte; es una parte integral de la cultura y la identidad argentina. Así que, mi pana, si bien es normal que sigas apoyando a nuestra vinotinto, no dudes en sumarte a las celebraciones y entender este fervor. Te ayudará a integrarte y a sentirte parte de esta tierra que ahora también es tu hogar.

Lo de la Copa América de 2024 fue en pleno julio, sinónimo de invierno puro, uno de los más fríos en décadas. La noche estaba helada, una de esas que te hacen tiritar hasta los huesos, pero no importaba. El partido había terminado tardísimo por unos líos, un quilombo bárbaro que hubo antes del inicio del juego, pero eso no frenó a la hinchada.

La pasión del argentino es única, y ahí estaba la gente, vestida de celeste y blanco, desde todos los rincones del Área Metropolitana de Buenos Aires. Llegaron en autos, colectivos, a pie, no importaba el cómo, sino el estar ahí, festejando hasta que el cuerpo aguantara.

El Obelisco, nuestro ícono porteño, se llenó de gente. Desde cada esquina de Corrientes y 9 de Julio se veía llegar a los hinchas. Todo se fue tiñendo de celeste y blanco, una marea humana gritando y saltando de alegría. No te pierdas la oportunidad de vivir una celebración futbolera en el Obelisco. Es una experiencia única que te hará sentir la vibrante energía y la calidez de la gente. Incluso si no sos un gran fanático del fútbol, estar ahí y compartir la alegría es algo que recordarás siempre. Solo debes tener cuidado, porque llega gente de todos lados y con todas las mañas. Ojito con la cartera, el celular… porque se colean pungas, o sea, rateritos, y si te afanan algo, si te tumban alguna cosa, no culpes a todos. Ya te lo dije. En esas celebraciones la gente se vuelve loca y hace lo inimaginable.

En aquél momento, el partido contra Colombia había sido duro, esos manes no la pusieron fácil, pero el resultado ya no importaba. Lo que importaba era que éramos campeones otra vez. Durante el partido, el corazón se me salió del pecho. La salida de Messi, con ese tobillo torcido, llorando en el banco… nunca lo había visto abandonar en una final. Pero ahí estaba Di María, nuestro Fideo, que se puso el equipo al hombro en su último partido con la celeste y blanca. La selección se reacomodó, luchó y jugó con todo. Cuando los penales parecían inevitables, llegó el gol del Toro, Lautaro Martínez. ¡Qué jugada, de pana! Paredes, Lo Celso y Lautaro se lucieron. El gol desató la locura, no te imaginás.

Párale bolas al juego, a los detalles. El fútbol puede ser una excelente manera de hacer amigos y conexiones en toda la Argentina, y en Buenos Aires mucho más. Hablá sobre los partidos, las jugadas y los jugadores con tus compañeros de trabajo o vecinos. Es un tema que une a todos y te permitirá entrar en conversaciones y hacer amistades más fácilmente. Familiarízate con los íconos del fútbol argentino como Messi, Maradona, el Dibu y los términos locales como «hinchada», «quilombo», y «aguante». Esto no solo te ayudará a seguir las conversaciones, sino que también mostrará tu interés en la cultura local.

Me acuerdo cuando ganamos esta copa que aguantamos la embestida de los colombianos hasta el pitazo final. Ahí fue cuando explotó todo. Los gritos, los abrazos, las lágrimas. La ciudad se llenó de alegría. No solo en el Obelisco; en Rosario, Mar del Plata, Córdoba, en cada rincón del país. Otra vez Leo levantando la copa, ayudado por Otamendi y Di María. Levantamos los brazos, cantamos, saltamos. La Argentina había logrado un nuevo título, y eso se siente en el alma.

En las grandes ocasiones, no dudes en ponerte la camiseta de la selección argentina. Esto tanto literal como metafóricamente. Es algo que puede parecer un gesto simple, pero muestra tu apoyo y solidaridad con los locales. Además, es una forma de disfrutar más plenamente de las celebraciones. Y entiende esto muy, pero muy bien: el fútbol es demasiado importante en la vida de los argentinos. Comprender esto te permitirá ser más respetuoso y comprensivo con su pasión y sus emociones, especialmente durante los partidos importantes. No subestimes lo que este deporte significa para ellos.

Y así son las cosas, mí pana. Aquella noche en el Obelisco fue una de esas que no se olvidan. La pasión, la unión, la argentinidad. Porque aquí, el fútbol es mucho más que un deporte; es parte de la identidad, de nuestra vida. Y cada título, cada celebración, nos recuerda por qué amamos tanto a la selección. Disfrutá cada momento. Estás en una ciudad apasionada y vibrante. Cada celebración, cada victoria, es una oportunidad para sentirte parte de algo más grande. Así que, che, mí pana, viví el fútbol como un auténtico porteño y disfrutá de esta maravillosa experiencia. ¡Qué viva la Argentina en esta vaina, carajo!

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